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Recital de poemas de José Agustin Goytisolo

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miércoles, 30 de marzo de 2016

BLAS DE OTERO


Blas de Otero (Bilbao,1916-Madrid,1979) poeta español, considerado uno de las más importantes voces de la poesía de la posguerra, por estar su obra notablemente influenciada por las cuestiones metafísicas que le llevaron hasta la vertiente social y testimonial de la época en la que vivió, y en la que se manifestó indudablemente a lo largo de su trayectoria poética y vital como parte de la resistencia antifranquista, a través del llamado “exilio interior, pues a pesar de su pensamiento político no marchó al exilio como otros muchos intelectuales y artistas coetáneos suyos.
            Curso estudios en los jesuitas y, posteriormente, Derecho en Valladolid, además de Filosofía y Letras en Madrid. Sus inquietudes políticas, a pesar de sus orígenes burgueses pues nació en el seno de una familia acomodada, le llevaron a ingresar en el Partido Comunista, a raíz de un viaje que realizó a París, viviendo durante largas temporadas tanto en Francia como en Cuba.
            Sus fuertes creencias religiosas, inducidas por la educación recibida, le llevaron a publicar  su primer poemario Cántico espiritual (1942), obra en la que se aprecia la gran influencia que en ella tienen los místicos españoles. Sin embargo, en su segunda obra, Ángel fieramente humano (1950), la espiritualidad deja paso a un evidente conflicto interior de tintes metafísicos, en la que mantiene  tensos diálogos con Dios en los que se advierten ya la sombra del nihilismo que empieza a mostrar y, también, las súplicas a un Dios distante e inalcanzable en las que se aprecia el dolor de la duda y la confusión espiritual en las que se debate el poeta.
            La duda espiritual que ya se manifiesta en su obra anterior, se hace más global y universal,  influenciado su ánimo por las continuas guerras que asolaron Europa y España en años anteriores,  en la siguiente poemario Redoble de conciencia (1951) dejando un triste reguero de sufrimiento, horror y muerte, lo que se hace palpable en su siguiente poemario Redoble de conciencia (1951); poemario al que siguió Ancla (1958), volumen recopilatorio de los dos poemarios anteriores, formado su título con la primera sílaba del primero y la última del segundo, respectivamente, a la que se añadieron muchos poemas inéditos. En esta obra se manifiesta de forma palpable el vacío interior del poeta y sus constantes súplicas a Dios que no obtienen respuesta, lo que profundiza en Blas de Otero su nihilismo existencial sobre la propia realidad del hombre que le lleva a exclamar: ““Esto es ser hombre: horror a manos llenas”. Ancla es una obra que está considerada como  poesía “bronca y desarraigada”, según palabras de Dámaso Alonso que escribe el prólogo de la misma, y a la que considera una obra con una gran carga de sentido religioso; pero también dotada de una profunda desolación interior en la que no encuentra el sentido de la existencia; pero sin abandonar en ningún momento la exultante intensidad del lenguaje, sin olvidar las formas poéticas clásicas como es el soneto, además de una exuberante utilización de imágenes que utiliza para proyectar los conceptos en hábiles piruetas verbales; y mezcla de lenguajes culto y popular que se  alternan, además de incorporar el collage, es decir, elementos heterogéneos que, todos ellos, dotan a su obra de una originalidad propia que se mantendrá a lo largo del tiempo a pesar de la evolución que sufre su obra poética.
            A partir de entonces, su obra se hace social y abandona la metafísica para  incidir más en el plano humano y su problemática, lo que se advierte en su siguiente poemario Pido la paz y la palabra (1955). Esta obra se puede considerar un referente indudable del profundo cambio que sufre su poesía, puesta pasa a manifestar una inquebrantable convicción en la solidaridad humana, dejando atrás su anterior escepticismo existencial y el nihilismo subyacente, para proclamar a la esperanza como única vía salvadora del género humano y darle sentido a la existencia. Todo ello lo realiza al hacer su voz poética el eco que repite incansablemente” la hermandad con la tragedia viva”, lo que lo convierte en un grito comprometido de lucha y esperanza para redimir al ser humano de las injusticias, sufrimientos y abusos a los que es sometido a lo largo de la historia.
            Obras posteriores son En castellano (1960), en la que sigue poniendo de manifiesto esta preocupación social; Con la inmensa mayoría (1961) y Hacia la
Inmensa mayoría (1962), a modo de compendio esta última de sus obras anteriores.
         Les siguieron Esto no es un libro (1963), Que trata de España (1964), Mientras (1970) y Poesía con nombres (1977). Por último, Expresión y reunión (1969 y 1981),  ambas ediciones de sus obras escritas y publicadas entre 1941 y 1968.
          También escribió en prosa, especialmente del género biográfico, en  su obra Historias fingidas y verdaderas (1970).
            Toda la poesía de Blas de Otero está dominada por el tono bronco, áspero y fuerte, en la que se advierte un acento evidente de violencia en algunos de sus versos, en los que enfrenta a España como su interlocutora y patria, la que le despierta sentimientos confusos y encontrados de amor-odio, en una lucha interna que se evidencia a lo largo de su trayectoria poética.
            La obra de Blas de Otero no es muy extensa, pero eso no ha sido óbice para ser considerado uno de los mayores exponentes de la poesía de la posguerra y con enorme influencia en poetas posteriores, por su carga de lirismo e intenso compromiso social que se aúnan, dando como resultado una obra de una gran intensidad, elocuencia y lirismo.