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Recital de poemas de José Agustin Goytisolo

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lunes, 27 de mayo de 2019

JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD. POESÍA



José Manuel Cabllero Bonald


Espera

Y tú me dices
que tienes los pechos rendidos de esperarme,
que te duelen los ojos de estar siempre vacíos de mi cuerpo,
que has perdido hasta el tacto de tus manos
de palpar esta ausencia por el aire,que olvidas el tamaño caliente de mi boca.

Y tú me lo dices que sabes
que me hice sangre en las palabras de repetir tu nombre,
de lastimar mis labios con la sed de tenerte,
de darle a mi memoria, registrándola a ciegas,
una nueva manera de rescatarte en vano
desde la soledad en la que tú me gritas
que sigues esperándome.

Y tú me lo dices que estás tan hecha a esta deshabitada
cerrazón de la carne que apenas si tu sombra se delata, que
apenas si eres cierta
en la oscuridad que la distancia pone entre tu cuerpo y el mío.

Mi propia profecía es mi memoria

Vuelvo a la habitación donde estoy solo
cada noche, almacén de los días
caídos ya en su espejo irreparable.
Allí, entre testimonios maniatados,
yace inmóvil mi vida, sus tributos
de tornadizo empeño.

La madera,
el temblor de la lámpara, el cristal
visionario, los frágiles
oficios de los muebles, guardan
entre sus rudimentos el continuo
reflujo de los años, la espesura
carnal de la memoria, toda
la confluencia simultánea
de olvidos y deseos que me asedian.

Mundo recuperable, lo vivido
se congrega impregnando las paredes
donde de nuevo nace lo caduco.
Reconstruidas ráfagas de historia
juntan los desperfectos del amor.
(Oh habitación a oscuras, súbitamente diáfana
bajo el fanal del tiempo imprecatorio).

Suenan rastros de luz por dentro de la noche. Estoy solo y mis manos ya denegadas, ya ofrecidas, tocan papeles (este amor, aquel sueño), olvidadas siluetas, vaticinios frustrados.

Allí mi vida a golpes
la memoria me horada cada día.
Imagen ya de mi exterminio, se realiza de nuevo cuanto ha muerto. Mi propia profecía es mi memoria: mi esperanza de ser lo que ya he sido.

(de Memorias de poco tiempo)

Diario reencuentro

Desde donde me vuelvo
a la pared, en medio de la noche,
desde donde estoy solo
cada noche, cautivo
bajo mi propia vigilancia, allí
me hallo según la fe que me fabrico
cada día.
Lavada está mi vida
en virtud de su asombro. Ayer, mañana,
viven juntos y fértiles, conforman
mi memoria conmigo.
Únicamente soy
mi libertad y mis palabras.
(De Las horas muertas)

Contrahistoria

..._Y así serás el victorioso
porque has sido el derrocado.

Ibn´Arabi

Lo que un día perdieran, nunca
volvieron ya a recuperarlo, o sólo
en los menguados términos
que algún furtivo transgresor
de códigos restara al exterminio.

Una lenta depredación con cruces
asoló las orillas
del gran río materno y hasta
la mar por donde otrora
trajeran la sabiduría
los fueron expulsando
en sucesivas hordas de barbarie.

Y allí quedó la historia
mereciendo ser sólo
reliquia degradada, pasto
de soldadescas, botín de clerecías.

Con piedras sepultaron
las piedras y con otra cultura la cultura
feraz y tolerante que opusiera
su rango al fanatismo.

Desde entonces resurge en algún tramo
de la memoria del superviviente
una atávica mezcla
de estupor y bochorno, cuyo origen
en otro nuevo origen
de la depredación se perpetúa.

(De Pliegos de cordel)

Prefiguraciones

Unas palabras son inútiles y otras
acabarán por serlo mientras
elijo para amarte más metódicamente
aquellas zonas de tu cuerpo aisladas
por algún obstinado depósito
de abulia, los recodos
quizá donde mejor se expande
ese rastro de tedio
que circula de pronto por tu vientre,
y allí pongo mi boca y hasta
la intempestiva cama acuden
las sombras venideras, se interponen
entre nosotros, dejan
un barrunto de fiebre y como un vaho
de exudación de sueño
y otras esponjas vespertinas,
y ya en lo ambiguo de la noche escucho
la predicción de la memoria: dentro
de ti me aferro igual
que recordándote, subsisto
como la espuma al borde de la espuma,
mientras se activa entre los cuerpos
la carcoma voraz de estar a solas.

Anamorfosis

Este olor a achicoria y a orujo
y a crines de caballos y a verdín
con salitre y a yerba de mi infancia
frente a África, acaso
contribuya también a perpetuar
en no sé qué recodo del recuerdo
un equívoco lastre
de amor dilapidado y de injusticia
que en contra de mí mismo cometí,
y es como si de pronto
todo el furtivo flujo del pretérito
convirtiera en rutina
la memoria que tengo de mañana.

(De Descrédito del héroe)

La botella vacía se parece a mi alma

Solícito el silencio se desliza por la mesa nocturna, rebasa el irrisorio contenido del vaso. No beberé ya más hasta tan tarde: otra vez soy el tiempo que me queda. Detrás de la penumbra yace un cuerpo desnudo y hay un chorro de música hedionda dilatando las burbujas del vidrio. Tan distante como mi juventud, pernocta entre los muebles el amorfo, el tenaz y oxidado material del deseo. Qué aviso más penúltimo amagando en las puertas, los grifos, las cortinas. Qué terror de repente de los timbres. La botella vacía se parece a mi alma.

Medborgarplatsen

Dejaban los harapos encima de los bancos como a veces se dejan los consejos en el borde herrumbroso de la noche. Todos pertenecían a una tribu ya extinta de anónimos arcángeles y se iban reuniendo en la sólita plaza después de algún errático suplicatorio de inocencia. Allí habitaban juntos y pretéritos, amorfos y silentes, con sus medallas de mendigo colgándoles del sueño a manera de lágrimas y el hedor de los años repartido en maternales bolsas de papel. Todo el tiempo del mundo era de ellos y se lo intercambiaban a escondidas con decoro magnánimo. Ofrecían su vida a cambio de absolutamente nada, pues morir era sólo una indigencia algo más perdurable que las otras. Ni siquiera su sangre de hiperbóreos los hizo conciliarse con el subsidio ártico del frío. Mas no olvidaban nunca que aquellas dosis de alcohol ganado en justas lides, daban rango de gloria a su miseria. Y allí permanecían en situación de pródigos, mientras las horas como trapos caían des¬pacito en los dulces rincones de la plaza. ¿Quién entre todos ellos creyó por un momento perdido el paraíso?

Femme nue

(Picasso)

La transgresión de la lógica conduce al predominio de la maravilla. Nada es ya subalterno: todo regresa a su veracidad más ilusoria. Es como si cada signo extraviado en el silencio reencontrara de pronto la palabra que significa todas las palabras. Vociferan las líneas, gesticulan las formas. Tan imposible como la verdad, esa mujer desnuda pertenece al terror, mitifica una historia que se engendra a sí misma. La mutación del cuerpo fluctuando en lo absorto, la carne que vulnera su norma de hermosura hasta el gustoso límite del vértigo, ¿no perpetúan la cartesiana proporción de la anarquía, esa otra estirpe sexual de la cultura cuya razón de ser consiste en su vivificante sinrazón? Nada es ya subalterno: todo retorna una vez más a su matriz. No sin ser deformada puede la realidad exhibir sus enigmas.

Después

La sensación de haber sido arrastrado aguas abajo de aquel río donde iba con ella a tramitar la vida: un fúnebre amasijo de estupor y congoja cayendo en el silencio como un chorro de vómito en la calle desierta: las venas de la historia reducidas a un miserable montoncito de estiércol: esa veraz y hospitalaria jurisdicción de su alegría, tan siempre disponible, tan de niña que no llegó a crecer más que a ratos perdidos, empozándose ya por las aterradoras catacumbas del tiempo: el cuerpo que se junta con los otros que poseerán la tierra, póstumo y vulnerable, el más necesitado de un sustento contiguo al que tenía: esos pechos tan pródigos igual que ojos enfermos que registran a ciegas a saber qué vacío: la nada que se aloja en las muchas arrugas que fueron concordando con la prolongación de su indulgencia: pulsos que ya no voy a oír desde muy lejos, mientras iba acercándome hasta la casa aquella donde siempre me estabas esperando, madre.

(De Laberinto de Fortuna)

Cotejo de fuentes

La verdinegra tapia que ceñía
el jardín del prostíbulo, en parte decorado
de rótulos obscenos, todavía conserva
los mismos desconchones inclementes,
las mismas mordeduras de musgo y de salitre
que se veían cuando yo era joven
y me asomé a la vida por allí.

Teresa Lavinagre, vieja puta
que ya andaba de adolescente en sus comercios
por los desmontes de Matafalúa,
se hospedó andando el tiempo en esa casa
cuyos muros devora el desamparo,
antes de que el hipócrita de turno la expulsase
de la miseria libre de su reino.

Era una mujer hospitalaria y jubilosa,
dotada de una magnánima variedad
de benevolencias, y ahora se extingue
al borde de la playa, cerca
de ese antiguo burdel, igual que un bulto
devuelto por la marea.

Vida dilapidada,
corazón decrépito, qué hermosura
saber que nunca hizo absolutamente nada
para evitar su propio descalabro,

Dios mío.


Summa vitae

De todo lo que amé en días inconstantes
ya sólo van quedando
rastros,
marañas,
conjeturas,
pistas dudosas, vagas informaciones:
por ejemplo, la lluvia en la lucerna
de un cuarto triste de París,

la sombra rosa de los flamboyanes
engalanando a franjas la casa familiar de Camagüey,
aquellos taciturnos rastros de Babilonia
junto a los barrizales suntuosos del Éufrates,
un arcaico crepúsculo en las Islas Galápagos,
los prolijos fantasmas
de un memorable lupanar de Cádiz,
una mañana sin errores
ante la tumba de Ibn`Arabi en un suburbio de Damasco,
el cuerpo de Manuela tendido entre los juncos de Doñana,
aquél café de Bogotá
donde iba a menudo con amigos que han muerto,
la gimiente tirantez del velamen
en la bordada previa a aquel primer naufragio...
Cosas así de simples y soberbias.
Pero de todo eso
¿qué me importa
evocar, preservar después de tan volubles comparecencias del olvido?

Nada sino una sombra
cruzándose en la noche con mi sombra.

Madinat Al-Zahra

Los que un día fundaran la suma fastuosa de estos palacios y jardines,
¿vislumbraron acaso su efímera grandeza, fueron conscientes de su fugacidad?

Y los que ahora mismo tratan de sustraer
de incurias y saqueos

tantas magnificencias devastadas,
¿saben que sólo unos vestigios les sobrevivirán?

Los hijos de los hijos
de quienes desentierran los despojos,

¿sospecharán también que nunca
alcanzarán a preservar
los pavimentos y artesones, las columnas y frisos,
baños, salones, acueductos, patios,
ese esplendor inmensurable
que hace mil años deslumbrara al mundo?

Quien ahora pasea entre escombros y atisbos inusitados de belleza, musita de repente una plegaria justiciera:
dejad
que las ruinas perpetúen su rango de ruinas, que las piedras repelan a otras piedras innobles, dejad piadosamente
que los muertos entierren a sus muertos.

(Marguerite Yourcenar,
Andalucía o las Hespérides)
(De Manual de infractores)

jueves, 20 de agosto de 2015

DIONISIO RIDRUEJO

 AnaAlejandre                                                       


Dionisio Ridruejo
Dionisio Ridruejo (Burgos de Osma,1912 - Madrid,1975), poeta e intelectual español, fundador de la revistaEscorial, es uno de los principales representantes de la generación del 36.

Nació en Burgo de Osma (Soria) y desde muy pronto tuvo una marcada actividad política en España. Desde el inició de la Falange Española pasó a formar parte de esta formación política -es autor de la letra del himnoCara al sol-y ocupó el cargo de Director General de Propaganda política durante la Guerra Civil española.

En esa época escribió muchos versos, algunos de forma anónima, de evidente exaltación política, que ofrecen un claro maniqueísmo, lo que es una de las principales característica de la poesía de guerra de los dos frentes.

En su primer libro Plural (1935), se advierte la gran influencia machadiana. Le siguieron unas obras tanto de circunstancias vitales como de exaltación política como son Primer libro de amor (1936) y Poesía en armas (1939).

Después de finalizar la guerra fundó la revista Escorial, junto a Pedro Laín Entralgo y Luis Rosales, entre otros. Dicha publicación no tenía una finalidad únicamente literaria, sino que tenía aspiraciones evidentes de servir como plataforma de expresión del ideario falangista, pero siempre desde los principios estéticos clásicos.

En 1941, se alistó como voluntario a la División Azul y, a su regreso a España publicóCuadernos de la campaña en Rusia (1944) y En la soledad del tiempo (1944), obras en las que sus poemas ya no tenían la misma nota de exaltación de antes, sino que ofrecían un tono marcadamente melancólico, en el que se manifestaba de forma clara la decepción y el vació sentidos después de tan dolorosa experiencia, los que presagiaban el cambio ideológico que estaba sufriendo. Ese pesimismo creciente aparece nítidamente reflejado en Elegías (1943-1945), publicado en 1948.

Abandonó la Falange y se opuso abiertamente al régimen franquista, lo que le llevó a sufrir persecución, un confinamiento en Ronda, encarcelamiento y el exilio en Francia, por cuyo motivo vivió en París hasta 1964.

Fue partícipe en las Conversaciones de Munich, en 1962, que consistía en un encuentro entre todos los opositores franquistas, tanto del interior como del exterior del país, a fin de acordar una línea de actuación común para restablecer la democracia en España.

Más tarde, impartió cursos en universidades norteamericanas, mientras seguía escribiendo una poesía de carácter intimista, sencilla y clara que tenía siempre como fondo el paso del tiempo, la amistad, la naturaleza y el amor; pero abandonando la tradición clásica y utilizando una mayor libertad poética. De esta nueva etapa se pueden destacar los títulos (Cuaderno catalán, 1965; Cuadernillo de Lisboa, 1974.

Fundó la Unión Social Demócrata Española, en 1974, asociación política que aspiraba a convertirse en un partido liberal; lo que truncó su muerte, en junio de 1975, además de la irrupción de las nuevas fuerzas políticas que habían comenzado a surgir en la postrimería del franquismo y en los primeros tiempos de la transición española, lo que provocó que esta formación desapareciera como otros muchos proyectos políticos del momento.

Además de poeta, Dionisio Ridruejo fue un testigo excepcional de la realidad española antes de la llegada de la democracia, que supo narrar con honradez la situación política y social de la época que le tocó vivir. Así lo demuestran sus ensayos Escrito en España(1962 y 1964), que fue prohibido en su momento, y el póstumo Casi unas memorias(1976). En el primero de ellos hace un análisis de su propia evolución política y termina haciéndolo después del fracaso del franquismo y sus causas, régimen del que se había ido distanciando de forma progresiva pero irrevocable, uniéndose a los representantes de la oposición democrática. Otras obras de ensayo y artículos en prosa figuran En algunas ocasiones (1960), Entre literatura y política (1973) y Sombras y bultos (1974). Otros ensayos son Cataluña (1968), Cuaderno de Roma, Guía de Castilla la Vieja (1968), Casi unas memorias (1976).

Como poeta, Ridruejo vivió varias etapas. En la primera, elaboró una poesía que aparece columpiarse entre el barroquismo y la expresión coloquial. Entre sus primeros poemarios se encuentra Primer libro de amor(1939) que muestra el mundo interior del poeta con total conocimiento de sí mismo y muestra el dominio de la técnica lírica para expresarlo.

La segunda etapa se caracteriza porque la amargura parece estar presente en sus versos, en los que los temas recurrentes son el amor y la guerra, pero con una expresión ambivalente que va desde la más pura delicadeza y sensibilidad hasta el extremo opuesto, en el que el tono del poeta se vuelve mucho más duro, con una crudeza que refleja a su vez la denuncia y condena de una realidad que le angustiaba. Ejemplos de esta segunda etapa son los dos cuadernos de Poesía en armas (1940 y 1944) y En la soledad del tiempo(1944), siendo esta última obra la que refleja una mayor desolación y amargura que contrasta con sus escritos de épocas más juveniles.

Todo este desencanto y amargura de la segunda etapa se acentúa en la tercera de su discurrir poético, en la que se encuentra las Elegías (1943-1945), obra en la que aparece reflejada su mayor madurez poética y la más clara expresión de la misma, con el resultado de un verso de estrofa regular y una mayor perfección retórica que ofrece un conjunto más clásico.

Y, por último, la cuarta etapa viene marcada por el cambio ideológico, con el consiguiente énfasis en el marco narrativo de los temas tratados, una mayor importancia de la reflexión y el marcado acento que pone en el poema breve, algunas veces con apariencia de simple apunte, sin la gravedad de sus obras anteriores, como si quisiera despojar a su escritura de todo artificio y dotarla de una mayor naturalidad y espontaneidad. Títulos de esta época son Cuaderno catalán (1965), Casi en prosa(1972),Cuadernillo de Lisboa (1974) y En breve (1975).

Su poesía es, pues, testimonial, por un lado, e intimista por otro, de corte clásico, en general y de temática amorosa y, también, sobre la naturaleza, el sentimiento religioso y patriótico, además del arte y la literatura.

lunes, 9 de diciembre de 2013

LUÍS CERNUDA

Luís Cernuda                                                                                                        
Luís Cernuda, poeta

Biografía


Nació en Sevilla en 1902. Hijo de padre militar, lo que le marcó profundamente por haberse criado en un ambiente familiar de rígida educación y bajo el imperio de  principios férreos e intransigentes. A los nueve años,  y con motivo del traslado de los restos fúnebres de Gustavo Adolfo Bécquer a Sevilla, comienza a leer poesía, influenciado por la personalidad del poeta muerto, y un profesor suyo le anima y corrige en sus primeras creaciones poéticas.

            Después de finalizar sus estudios secundarios, comenzó a cursar la carrera de Derecho en la Universidad de Sevilla, en 1919, lo que le proporcionó la posibilidad de conocer a Pedro Salinas, que fue su profesor y le influyó notablemente, ayudándole a publicar sus poemas.

            En 1920 fallece su padre, y en 1923 abandona provisonalmente sus estudios de Derecho en la Universidad hispalense para hacer el servicio militar, por lque ingresa en el Regimiento de Caballería de Sevilla. Reanuda sus estudios universitarios en 1924, y termina su licenciatura en 1926. Además de sus estudios, empieza a ser un asistente asiduo a las tertulias literarias organizadas por Pedro Salinas, junto a Higinio Capote y Joaquín Romero Marube, Comienza a leer a los clásicos españoles y a los autores franceses, especialmente a André Gide que le supone una revelación. Conoce a Juan Ramón Jiménez en 1925 y en ese mismo año publica sus poemas en Revista de Occidente

Más tarde, se traslado a Madrid, en 1926, y comienza a colaborar con publicaciones como La Verdad, Mediodía y Litoral –esta última revista es del matrimonio Altolaguirre, al que le profesará siempre un gran amistad y aprecio- y fue cuando empezó a tener contacto con los ambientes literarios, en los que se fraguaba lo que se llamaría después la Generación del 27.

            Perfil del aire, primera de sus  poemarios publicado, la imprime en la imprenta malagueña de Prados y Altolaguirre, pero esta obra es muy criticada por Juan Ramón Jiménez que la considera excesivamente influenciada por Jorge Guillén, lo que le molestará profundamente a Luís Cernuda que nunca le perdonará ese agravio.
A raíz del fallecimiento de su madre, en 1928,  se traslada por un corto período de tiempo a Málaga, ciudad en la que volvió a retomar su amistad con los poetas que colaboraban en la revista Litoral: Manuel Altolaguirre, José María Hinojosa y Emilio Prados, entre otros. En noviembre de ese año, Pedro Salinas le ayuda a conseguir un lectorado de español en la Universidad de Toulouse. Cargo que ocupará durante un año y, aprovechando su viaje a Francia, visita París, ciudad en la que se convierte en un apasionado aficionado al cine.

            Vuelve a a Madrid, en 1929, y comienza a trabajar en la librería de León Sánchez Cuesta, desde 1930,  y en esa época comienza a asistir a varias tertulias literarias con Vicente Aleixandre.y Federico García Lorca, poeta este último que le presenta a un joven gallego de profesión actor, Serafín Fernández Ferro, del que se enamora apasionadamente Cernuda, pero no es correspondido por el joven actor que sólo se acercará a Cernuda cuando necesita ayuda económica. Este amor fallido será el motivo de inspiración de varios libros de Cernuda Donde habite el olvido y Los placeres prohibidos. Una vez que concluye este insatisfactorio amor, Cernuda se interesa en las Misiones pedagógicas, en primer lugar en la sección Bibliotecas y, en segundo lugar, en Museo ambulante. Con esta nueva misión visita los pueblos de Castilla y Andalucía, conociendo en estos viajes a diferentes artistas e intelectuales de la época y colabora en la revista Octubre, de Rafael Alberti, en 1933. Al año siguiente, colabora en la revista Cruz y Raya, de José Bergamín, y publica sus traducciones de Holderlin, en 1934,

            Poco antes de comenzar la Guerra Civil, en 1936, participa en el homenaje a Valle-Inclán y publica la primera edición de su obra poética hasta el momento con el título de La realidad y el deseo..

            Al conocer el asesinato de Federico García Lorca, le dedica una emocionada elegía A un poeta muerto (F.G.L),  de cuyo poema fueron censurados los dos últimos párrafos.
            Después de permanecer dos meses como agregado de la Embajada Española en París, regresa a Madrid y se alista en el Batallón Alpino y por ello es enviado a la Sierra de Guadarrama. Pasa a Valencia en 1937, ciudad en la que colabora con Hora de España y publica la mencionada elegía a García Lorca. Asiste al II Congreso de Intelectuales Antifascistas de Valencia, en el que conoce a Octavio Paz, poeta y escritor al que volverá a ver en México tiempo después.
            Viaja al Reino Unido en 1938 con el fin de dar un ciclo de ocnferencias y conoce a Rafael Martínez Nadal, quien años más tarde sería uno de los principales estudiosos de Cernuda y su obra. En Oxfordshire es tutor de niños refugiados vascos y esta actividad fue la que le inspiró el poema Niño muerto. Trabajó más tarde como profesor en el internado Cranleigh School. Allí se aficiona a leer a los clásicos ingles, pero especialmente a los poetas metafísicos y a T.S. Elliot, y al griego Constantino Cavafis. También ejerce como lector en la Universidad de Glasgow, la Universidad de Cambridge, esto sería en 1943, y en el Instituto Español de Londres, dos años más tarde. Finaliza su poemario Las nubes y los poemas en prosa de Ocnos.
            Publica en 1944 Vivir sin estar viviendo , inspirado en otro nuevo amor y a partir de entonces comienza a ejercer como crítico literario tanto en el Bulletin of Hispanic Studies varios ensayos sobre poesía española. Además. Traduce Troilo y Cresida de Shakespeare, en 1945.
            Se exilia a EE.UU, en 1947, país en el que impartirá clases de literatura en el colegio femenino de Mount Holyoke (Massachussets), en el que permanecerá hasta 1952 y gracias a dicho trabajo consigue la siempre buscada estabilidad económica. Sus sucesivos viajes a México en 1949, 1950 y 1951, le acucian el deseo de vivir en una país de lengua hispana, siendo uno más de los muchos intelectuales exiliados en dicho país y acogidos generosamente por el presidente Lázaro Cárdenas.  Es invitado a viajar a Cuba, a fin de dar un ciclo de conferencias,  por invitación de la revista Orígenes y allí conoce y traba amistad con el escritor Lezama Lima y se reencuentra con María Zambrano.
            Se establece en México capital, en 1952, y allí vive otro amor personificado en un culturista llamado Salvador Alighieri a quien había conocido en el verano de 1951. A dicho nuevo amor dedica los Poemas para un cuerpo que sería publicado en 1957. Vuelve a reencontrarse con Octavio Paz y con el matrimonio Altolaguirre, especialmente trata a la esposa de Altolaguirre, Concha Méndez, con la que viaja en 1953 y pasa una temporada con ella en Coyoacán
            A partir de 1954, comienza a trabajar como profesor por horas en la Universidad Nacional Autónoma de México y realiza una investigación como becario en El Colegio de México y también colabora en diversas publicaciones mexicanas.
            En España, en 1955, Cernuda es reivindicado por un grupo de jóvenes poetas cordobeses llamado el Grupo Cántico, lo que le produce una gran alegría.  Al año siguiente comienza a escribir los primeros poemas de su nuevo poemario Desolación de la Quimera, y en 1957 se publican sus Estudios sobre poesía española contemporánea. Al año siguiente, publica en México en la Cultura, su biografía literaria Historial de un libro, con motivo de haber sido publicada la tercera edición revisada y ampliada de La realidad y el deseo
            Cuando fallece Manuel Altolaguirre, en 1959, edita la obra Poesías completas  del finado y comienza una intensa correspondencia con jóvenes poetas españoles. En 1960 sale publicados ensayos contenidos en las dos partes de Poesía y Literatura de Cernuda, por Carlos Barral como editor. En ese mismo año,  da clases durante un curso en la Universidad de California, en Los Ángeles. Desde 1961 a 1962 es profesor visitante o invitado en San Francisco y es en este último año cuando se publica en México su poemario Desolación de la Quimera. Vuelve a impartir un curso en Los ángeles.
fallece, el 5 de noviembre de 1963, en la Ciudad de México y es enterrado en la sección española del Panteón Jardín.

Comentarios sobre su obra poética:

Su obra poética está impregnada por un tono intimista en la que aparecen como notas predominantes la sensación de soledad, de profunda y exaltada sensibilidad y del dolor largamente asumido que parece traspasar toda su obra.
Su condición de homosexual, nunca negada por el poeta, le hace estar siempre en un estado profundo de descontenta con la sociedad, de enajenado de un mundo que no acepta su condición sexual, lo que le hace confesar que se siente “un inadaptado” Especialmente, se sintió marginado en la España de su época por la intransigencia moral de entonces que le hace decir  de España que es «un país donde todo nace muerto, vive muerto y muere muerto», como escribe  en Desolación de la Quimera. Esa misma inadaptación y rebeldía le produce una profunda sensación de aislamiento por lo que escribe de sí mismo que se sentía como “un naipe cuya baraja· se ha perdido” en alusión metafórica a un mundo que, por rechazar su condición de homosexual, le hace sentir que no está entre semejantes, entre iguales, sino que es alguien que, por distinto, se siente cada vez más solo, más aislado entre seres dispares.

Sus principales influencias literarias se encuentran entre los poetas románticos, desde el propio Bécquer al que leyó  en su infancia, pasando por Keats, Holderling,; pero sin olvidar la  profunda influencia que en él tuvo la lectura de los clásicos, en especial Garcilaso de la Vega.

            Por pertenecer al movimiento poético llamado Generación del 27, se puede encontrar en él, al igual que en otros poetas de dicha generación, un deseo de sintetizar todas las claras influencias recibidas. Se puede afirmar que su obra se sustenta en el eje de la dualidad entre  la voluntad de realización personal, que es el deseo, y la realidad  que impone la propia sociedad en la que vive. Esta dualidad ofrece la nota del romanticismo claramente. Por ello, los temas que aborda con mayor frecuencia son los propios del romanticismo: la soledad, el amor (siempre insatisfecho en su logro apasionado), y la aspiración de un mundo mejor, más humano. Su estilo poético es original y propio y no se ajusta a ninguna moda literaria, a pesar de que en los inicios de su labor poética se circunscribe a la poesía pura –Poesía del aire-,, el clasicismo garcilasiano –Égloga, elegía y oda- y llega a cultivar el surrealismo  –Un rio, un amor y Placeres prohibidos-, pero se nota en él un giro que se decanta claramente por un estilo mucho más sencillo, más personal  y que se fundamenta en un rechazo triple: de los ritmos muy pronunciados, de la rima, y de las imágenes metafóricas muy elaboradas, por lo que desea cada vez más utilizar un lenguaje coloquial, exento de toda artificiosidad
            Su obra capital se podrái decir que es Donde habite el olvido (1932-1933), en el que se expresa con un lenguaje ya propio, y obra esta en la que se manifiesta la desolación, la tristeza, pero todo ello dentro de una absoluta y demoledora sinceridad. Otro libro del mismo tono que el anterior es Invocaciones a las gracias del mundo (1934-1935) que gira en torno de  tres temas  que son recurrentes en este poeta: la belleza del cuerpo masculino, el sino de todo artista y su concepción de la soledad.
            Es a partir de la Guerra Civil cuando empieza a experimentar con su depuración estilística, y comienza a escribir sobre el dolor de la Patria perdida y añorada y también, rechazada, al mismo tiempo, por lo que representa de intransigencia y oscurantismo; y en ésta como en toda su obra posterior sigue puesto de manifiesto el profundo pesimismo y desolación que le acompaña siempre y que culmina en Desolación de la quimera (1956-1962)





martes, 29 de enero de 2013

PEDRO SALINAS


Pedro Salinas
Pedro Salinas, poeta y ensayista.


Pedro Salinas
Pedro Salinas, poeta, dramaturgo, crítico y ensayista español, asimilado a la generación del 27, nació en Madrid en 1891, hijo de un comerciante de paños. Estudió Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid.
Desde 1914 a 1917 fue lector de español en La Sorbona y desde 1922 a 1923 en Cambridge.
Posteriormente, en 1918 ganó la Cátedra de Literatura de la Universidad de Sevilla, en la que permaneció durante ocho años.
Su influencia en los jóvenes poetas andaluces fue importante, según afirmaba Cernuda, quien decía que “Quien acude a él halla siempre, por lo menos, una palabra cordial, un gesto, un estímulo”.
Regresa a Madrid, en 1926, y colabora con el Centro de Estudios Históricos, formado por un grupo de investigadores reunidos por Ramón Menéndez Pidal.
En 1932, funda la revista “Índice literario”, que tenía como objetivo informar a los hispanistas de las novedades en la literatura española. Además, fue secretario en esa época de la Universidad Internacional de Santander que fundó, en 1933, y en la que permaneció en dicho cargo hasta 1936, año en el que comenzó la Guerra Civil y tuvo que exiliarse a América en la que ejerció como profesor invitado en el Wellesley College, en Puerto Rico y en la John Hopkins University de Baltimore.
En esta época de exilio, sin embargo, tuvo una actividad incansable, tanto en publicación de libros,como en conferencias y trabajos de índole literaria. Siguió enseñando en varias universidades americanas entre 1943 y 1946.
Murió en Boston en 1951 y está enterrado en San Juan de Puerto Rico.


Su obra

Salinas describe a la poesía como “una aventura hacia lo absoluto. Se llega más o menos cerca, se recorre más o menos camino: eso es todo”. Además, indica que son tres los elementos de su creación poética: la autenticidad, la belleza y el ingenio, por ese mismo orden. Por ello, en la poesía de Salinas se aúnan de forma perfecta la inteligencia y el sentimiento, lo que propicia que la primera ahonde en el segundo, en una simbiosis perfecta, teniendo como consecuencia inevitable una gran belleza lírica.
Se puede afirmar que su arte poético está definido concretamente en el “conceptismo interior”, según afirma Leo Spitzer. Esto se manifiesta en paradojas y en la condensación de los conceptos, como si el poeta tratara de decir mucho con poco. Por ello, prefiere los versos cortos y especialmente la silva, huyendo de la rima, lo que depara a su poesía una claridad tal que el propio Lorca la definía como “proesía”.

En su obra poética, se pueden encontrar tres etapas o períodos:

La etapa inicial (1923-1932) en la que Salinas se ve especialmente influído por la poesía pura de Juan Ramón Jiménez, además de las influencias de los movimientos futuristas y ultraístas. En este período se advierte ya el protagonismo que el tema amoroso empieza a tener en su poesía. De este período son los libros Presagios (1923), Seguro azar (1929)y Fábula y signo (1931).

La etapa de plenitud (1933-1039), destaca la trilogía amorosaformada por las obras La voz a ti debidaRazón de amor y Largo lamento,inspirada en una estudiante americana de la que se enamoró.

La etapa del exilio (1943-1951), en la que destacan las obras El contemplado (1946), Todo más claro y otros poemas (1949) y su obra póstuma Confianza (1955).


Obra en prosa

Su primera obra en prosa es Vísperas del gozo (1926) que está influenciada por es estilo vanguardista de la época. Después de esta obra, Salinas se aparta de la narrativa durante veinticinco años y no vuelve a ella hasta la publicación de su novela La bomba increíble(1950) y El desnudo impecalbe otras narraciones (1951).

También realizó crítica literaria por su gran formación académica y estudios sobre literatura
española.